jueves, 29 de agosto de 2019

Comportamiento Humano Volúmen 1.2




Otra noche más.

Continúa la luna llena y la lluvia terminó.
Sigo esperando al sol… pero hoy parece que no quiere venir.
Parece que tendré que ir a buscarlo.

No tengo ganas.

En el mundo hace falta un poco de oscuridad.
Vendría bien respirar en las tinieblas.
Probablemente, algunos así se den cuenta de lo valiosa que puede ser una estrella.


Por otro lado, me resulta agradable la idea de que el sol se apague.
Siempre creí que el sol era eterno, lo único eterno en este mundo.
Hoy… dudo.

Otra vez estoy equivocado.
Otra vez, mis palabras son en vano.
Otra vez…

Y sigo siendo el mismo.


¡Cuántas copas!
¡Cuántos corazones!
Uno nunca está eximido de tales situaciones, por graciosas y/o trágicas que parezcan.

La cuestión es que el sol no viene,
y yo sigo marchándome.


Nunca tuve que preocuparme por cuál iba a ser mi destino.
Pero hoy el sol no está,
y mis pasos no son como los de antes.
Hoy no veo hacia dónde voy.
Hoy no sé cuál es el juego.
Hoy no sé cuál es el tiempo.


Pero si lo pienso… no tendría sentido.
Si lo pienso, dejaría de ser mi naturaleza.

La vida es corta,
y hay que vivir hoy para morir mañana.

Pero si pienso,
mis pasos no serían firmes.


No puedo quedarme.
Sé que no debo.
Y quiero marcharme.
Pero sé que no puedo.

Y aún así, continúo mi camino.

No sé cuándo,
pero camino.


Mis sentidos se sumergen.
Y voy.
Hacia… no veo cuándo.
Ni dónde.

Solo voy dejando atrás el pasado.

Siento que me atrapa, que me tira hacia atrás,
pero mi fuerza todavía no es escasa.
Y luchando, consigo continuar.
Más lento, pero aún así… sigo.


Mis palabras fueron en vano.
No puedo permitir que mis pasos también lo sean.

Siento calor, aunque el sol no esté.
Siento fiebre.
Y es lo que mejor siento.

Mis sentidos no reconocen estas nuevas sensaciones desde que el sol no está.
Creo que estoy cayendo.


Pero siento viento.
Siento humedad.
Siento llegar olas.
Siento que me empujan.
Siento despertar…
pero sigo sintiendo que me caigo.


Por momentos, me siento levitar.
Por momentos, me siento acostado.
Y no sé.
Y no veo qué está sucediendo.

No logro imaginar ningún suceso que tenga que ver con todo esto.


Quizás, si me sereno, logre entender que este sea mi destino.
Quizás este sea el lugar que me corresponde.
Quizás, en la pista de la vida, esta sea la recta.

Este es el lugar adonde me llevó mi camino.


Probablemente, deba quedarme aquí.
No puedo escapar.
No debo.
No quiero.

No puedo dejar que mis pasos sean en vano,
como lo fueron mis palabras,
y todos esos corazones,
y todas esas copas,
y todo aquello…
y todo esto.


Para el caso, quizás sea lo mismo.

Mi intuición me dice que todavía me estoy yendo.
Eso quiere decir que todavía no me fui.
Eso significa que debo andar por ahí.


Y el sol que se apagó…
quizás deba irme con él.
Y apagarme yo también.


Quizás este lugar necesite nuestra ausencia.
Porque para conocer la oscuridad,
solo hay que transitarla.

Y para conocer el sol,
solo hay que levantar la vista.


Habrá muchos que lo hagan.
Habrá muchos que transiten por las tinieblas.
Y habrá muchos que levanten la mirada.

Pero los que no encuentren nada,
ni por aquí,
ni por allí,
correrán la misma suerte que me tocó a mí.


La desilusión traerá fatalidad.
Y la fatalidad, desilusiones.

Y eso durará muchos pasos,
porque se suceden entre sí.
Las idas de unos son las venidas de otros.


Y el que llega aquí,
es el que se fue de allá.

Por eso sé que debe haber alguien que llegue en este momento.
Porque allá lejos veo una luz.
Porque allá lejos me están llamando.
Porque ahí… hay una cruz con mi nombre.


Ese debe ser mi lugar.

Está marcado.
Está reservado.

No puedo dejar mi lugar vacío.
Porque mis pasos no son en vano.
Porque mis palabras lo fueron alguna vez…
pero nunca más serán en vano.


Porque ahora estoy en la recta.
Y no veo a nadie cerca.
Miro detrás de mis hombros
y observo que, a algunas cabezas, me sigue muy desesperada mi soledad.


Esta vez lo lamento…
pero no voy a esperar a que me alcance.


Porque ya esperé demasiado.
Porque ahora mi fuerza parece estar abandonándome.
Y mi último esfuerzo es para este paso.


Mucha luz.
Un cartel de bienvenida.

Y creo que ya llegué.


Nota:
Mi más sentido pésame.


textos poéticos con humor pensamiento crítico filosofía cotidiana
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