Fierro contra la corrupción







Hacía muchísimo calor y me desperté de una terrible pesadilla, me olvidé de todo, puse mi mente en blanco y me fui a trabajar, el trabajo siempre ayuda a olvidar las diarias miserias, sólo me aseguré de estar bien equipado como todas las noches, me subí al falcon y mientras manejaba por el asfalto ardiente de la ciudad comenzó a oscurecer, y por el espejo retrovisor pude ver como salía la luna llena por el horizonte, quizás no era un buen presagio, y no pude evitarlo, mis sentidos se encendieron, y mis instintos se incendiaron, nuevamente, la noche comenzaba con un sabor extraño… al llegar a la delegación, mis compañeros parecían observarme inquisidoramente, pero  todos saludaron con la camaradería de todos los días, al sentarme en el vestuario el comisario me solicitó con un sordo grito, inmediatamente me puse de pie, acomodé mi corbata, y mi gorra y me presenté en su oficina, pasé sin golpear, y volví a sentir la mirada inquisidora, con un ademán me invitó a sentarme, y sin introducción me comunicó que había llegado la corrupción al destacamento, que en la delegación había un topo, un soplón que estaba pasandolé datos a los malnacidos de asuntos internos, y que mi deber era investigar a todos, identificarlo, y neutralizarlo, me levanté y sentí náuseas, me avergonzé de tener un compañero así… porque “yo primero sembré trigo y después hice un corral, corté adobe pa un tapial, hice un quincho, corté paja” y que sea un ¿Camarada?, no, no es un camarada, es un gusano, y no lo voy a permitir, me senté en el medio del salón y observé disimuladamente a todos, me concentré, cerré mis ojos y escuché sus conversaciones, uno por uno… estaba Moreno de tránsito… decidí seguirlo con la mayor discreción y me encontré con que manejaba a los piratas del asfalto, todos los robos a los camiones estaban autorizados por él, tomé nota de todo, tomé fotografías, y lo tenía bien agarrado… me volví al falcón y noté que unos cacos estaban tratando de abrir un auto estacionado a 3 coches del mio, y en la esquina estaba, Salguero, el jefe de calle, era el encargado del robo de automotor, los cacos trabajaban para él, nadie podía levantar un rodado sin darle su parte, disimuladamente, y con las luces apagadas, doblé en el boulevard, las chicas me reconocieron, se acercó la Yoli, y me dijo que ya le habían pagado a Romero, el jefe de patrulla, resultó ser el encargado de la prostitución, ninguna prostituta podía atender sin pasarle la comisión, por suerte pude grabar la conversación… prendí un cigarrillo y continué manejando, observando, razonando, recordando, y en la colectora del autopista estaban corriendo picadas y levantando apuestas, pude ver que había buenos pilotos, y lindas chicas, decidí observar desde la colectora de enfrente y lo vi a Rivero, de la división de motos recolectando parte de las ganancias, fotografié todo sin flash para no delatar mi posición, y me senté nuevamente en el falcón, se me venía a la mente la conversación con el comisario, y volvía a indignarme, no podía, ni quería creerlo… completamente compungido decidí ir a la delegación, pero con tiempo para pensar en todo, mientras la luna llena alcanzaba su plenitud, de camino, pasé por la plaza principal, y me encontré un supermercado de estupefacientes, parecía una feria, tenía éxtasis, cocaína, heroína, marihuana, paco, lsd, anfetaminas, viagra y buscapina, cerré las ventanillas para que nadie me viera, me quité el uniforme, me puse mis anteojos oscuros y me arranqué una manga de mi camiseta para camuflarme entre los clientes, y como no me decidía con mi compra fueron a buscar al capo, y apareció Benitez, el de la fotocopiadora, era el encargado del negocio de las drogas, al reconocerme me regaló un paco y dos genioles para la coca cola y nos despedimos, volví  al falcon y no podía quitarme de la mente la voz del comisario al decirme que encuentre al topo, las náuseas no se me pasaban, las ganas de disparar mi arma eran incontenibles, tenía que llegar a la delegación… seguí mi camino, llegué a la delegación, me lavé la cara con agua fresca para despejarme y relajarme un poco y la voz del comisario me insistía “…encuentre al topo…” y ahí, en el baño, completamente en silencio escuché que se disparó la alarma del banco, inmediatamente salí a ver donde era el robo, y observé a la telefonista apretar un cronómetro, en silencio y estupefacto contuve la respiración, a los 5 minutos exactos, recién dio el aviso por la frecuencia, el subcomisario era el que administraba los robos a los comercios, en complicidad y sociedad con la telefonista, decidí nuevamente despejarme y me encendí un cigarrillo, me fui a ver la luna al patio, y mientras cargaban la camioneta del comisario con todos los objetos robados en los allanamientos se me acercó Banegas, el nuevo…  me miró, me hizo una seña para que observe como cargaban la camioneta y entendí todo, desenfundé como lo hubiera hecho Ramón Falcón y le volé la cabeza, escondí el cuerpo y se hizo de día, llegaron los de asuntos internos y se llevaron al comisario detenido, nunca pudo explicar como compró su yate…