Fierro, el agente...


Cómo todas las tardes, un segundo antes de que suene el maldito despertador, abrí los ojos por instinto, me encontraba abrazado a mi amor, y al escuchar el despertador… me levanté de un salto, acabo de arrancar el día, enciendo el televisor para escuchar las noticias, mientras desayuno, el noticiero me advirtió de que no sería un día común, no sería fácil para nada, por eso necesitaba estar bien, con todas mis energías, lustré mis zapatos hasta que pude ver mis ojos reflejados en ellos, y mientras hacía el nudo de mi corbata noté que empezaba a oscurecer, cuando estuve listo, alimenté a mi fiel compañero y fui a encender el auto, mientras esperaba que el motor calentara dije mi oración diaria y arranqué, mientras manejaba mi mente se encontraba algo sensible… me puse a recordar…y pensar…“Es zonzo el cristiano macho cuando el amor lo domina…”, decía José, y pensé: ya es difícil ser uno mismo…, y más difícil ser parte de una institución tan cuestionada y continuar seguir siendo uno mismo, o habré dejado de ser… para convertirme…, a veces me gusta creer que me convierto, cada vez que me pongo mi uniforme, y me siento la mejor versión de mi, con más fuerza… como aquella noche, era una noche fría y oscura, hasta la luna estaba prófuga, más aún con el importante apagón, por las calles solo se veía oscuridad y de vez en cuando, cuando las ópticas del falcon me lo permitían, alguien que pasaba corriendo con alguna caja gigante, pero el deber me llamaba, no tenía mucho tiempo, tenía que acelerar y llegar a la delegación, la noche podía ponerse peligrosa, algunas cuadras antes me pareció oír ruido de sirenas, tomé el radio, intenté modular, pero la sintonía estaba muerta… mis nervios se incendiaron y mis sentidos se encendieron, aceleré aún más y al llegar encontré la delegación con luces de emergencia, en silencio… sentía una presencia maligna, crucé el portal, tomé mi arma reglamentaria y sigilosamente me aventuré a defender mi posición, a medida que avanzaba sentía a alguien que respiraba adentro, pero la luz era muy tenue, y solo podía observar  una sombra, abrí la puerta estrepitosamente y en la oficina del comisario encontré personal civil, era la Sheila acomodándose su falda para continuar con su trabajo, el comisario no estaba, por lo que me ofreció un descuento, tomé mi billetera y me anticipó que no aceptaba tarjeta, así que la despedí como se despiden dos buenos amigos, un gran abrazo y una buena palmada de nalgas, luego intenté buscar el termo para tomar unos mates, pero el escritorio del comisario estaba cerrado con llaves, por suerte me quedaba un cigarrillo, salí con tranquilidad para el patio y nuevamente mis agudos sentidos me previnieron una nueva presencia, desenfundé y me preparé para dejar la vida en defensa de la seguridad, cuerpo a tierra, como en mis días de academia, recorrí silenciosamente los pasillos, nadie iba a tomar la fortaleza mientras yo respiraba, y en el calabozo encontré un masculino, sentado en una silla, parecía que estaba desmayado, lo desperté como se despiertan los hombres, un golpe seco a mano abierta fue suficiente, inmediatamente comenzó a llorar… y otro, y otro, y otro más, conmigo va a confesar, y mientras seguía llorando le seguía dando, de pronto se iluminó todo, terminó el apagón, pude ver el piso lleno de manchas de sangre, pero aún no había obtenido mi confesión, así que nuevamente le di una que me hizo arder la mano, inmediatamente comenzaron a llegar mis compañeros, el cornudo de Sánchez traía el trofeo del campeonato interjurisdiccional, sepa el diablo como llegó a capitán del equipo… me distraje por un momento y el masculino intentó escapar, de una corrida se abrazó al comisario y todos desenfundamos a la vez, el comisario se emocionó, y abrazó al delincuente, todos nos sorprendimos, resultó ser su hijo, que estaba de visita, luego de diez largos años sin verse…ya hecho todo un hombre… alto…fornido… prolijo como su padre…seguramente sería su orgullo, el futuro de la fuerza, lo que todo buen comisario desea de sus hijos, el alumno que vence al maestro… pero de no haberme interrumpido y si el apagón duraba un minuto mas seguramente confesaba…