jueves, 23 de abril de 2020

Comportamiento Humano Volumen 1.6

EL ARTICULADOR EN EL TIEMPO



Indiscutiblemente: Reflexiones sobre el viaje en el tiempo

Indiscutiblemente, venimos alimentándonos de problemas existenciales. Durante miles de años fuimos incapaces, como especie, de sugerir una idea original. Fracasos, derrotas, humillaciones... “¿Si pudiera viajar en el tiempo?”

Alguna vez nos preguntamos si podíamos viajar en el tiempo. Vos también te lo preguntaste, lo pensaste. Por eso hoy tengo esta idea lógica.

El viaje a través del tiempo es posible. Sí, se puede viajar hacia el futuro. El más grande físico de todos los tiempos probó que, viajando a la velocidad de la luz (300.000 km/s), el tiempo se detiene. En base a eso, podemos suspender el tiempo. Solo nos falta fijar el punto de destino.

Sabiendo que, a 300.001 km/s, hemos viajado al futuro, solo haría falta reunir los datos suficientes para manipular el destino. Por lo tanto, lógicamente, hemos conseguido viajar al futuro.

De esta manera, podríamos tener acceso a información que nos urge, aunque sea por mera curiosidad. Por otra parte, el viaje hacia el pasado es un poco más complicado. A saber: sabemos que el tiempo se puede detener, pero no volver hacia atrás. Por eso podríamos suponer que se puede viajar a un pasado futuro, es decir, a un pasado desde un presente.

Esto significa que, si podemos detener el tiempo y dejarlo congelado durante veinte años desde nuestro presente, el viajero del tiempo tendría veinte años menos al momento de volver a su velocidad crucero, aunque estaría en el futuro.

Lógicamente, esto sería equivalente a viajar al futuro pero más lentamente. O, al menos, eso es lo que la lógica sugiere. Este gran sabio del siglo XX afirmaba que, si se viaja en el tiempo, la masa se deforma. Es decir: no se llega. Se puede viajar al futuro, pero no se puede alcanzar.

De todas maneras, si lo tomamos con un poco más de pasión, podríamos decir que se trata simplemente del envejecimiento. Que se puede viajar en el tiempo, pero el tiempo existe para todos. Lo que nos lleva a pensar que, si se trata de enviar un objeto orgánico (que tiene o tuvo vida), este llegaría a su destino “deformado”, o sea, envejecido. Por lo tanto, el viaje a través del tiempo sería solo parcial.

Pero ¿qué pasaría si se tratara de enviar algún objeto inorgánico? Algo que no se gaste ni envejezca. Por ejemplo: un elemento mineral.

Sabemos que las rocas se erosionan por la acción de los vientos, lluvias, etc. Pero una roca protegida de todo eso jamás se deterioraría. Mucho menos si estuviera viajando al futuro. ¿El oro? No se desgasta ni sufre cambios. Por lo tanto, no habría lugar más seguro para guardarlo que el tiempo.

Por supuesto, todo esto lo decimos dentro de la lógica conocida hasta ahora. Todos sabemos, sin necesidad de lógica, que si se pudiera viajar al pasado, ya nos habrían venido a visitar. Y claramente, no lo hicieron.

El viaje al futuro, en cambio, es difícil de verificar. Porque si se pasa un segundo en el cálculo del destino, la gente del futuro ya no sería contemporánea con la actual, y no habría pruebas suficientes en el presente.

O simplemente porque, si se logra, no se podría volver, y no habría manera de saber si se tuvo éxito. Salvo en el caso de que se consiga viajar hacia un futuro inmediato: diez, quince, treinta años. No más.

Claro está: esto es solo un poco de lógica actual, pasión de la más pura y la mejor predisposición. A falta de construcción, podemos agregar que si este es su caso, si este es su problema existencial, usted está sentenciado. Y por lógica, no tiene remedio.

No siga sufriendo, intentando y fracasando. Porque en este planeta, nada es lo que parece ser. Y no quedan muchas moralejas por desarrollar. Simplemente: los años van y vienen, y lo que somos y hacemos queda en la eternidad.

Pero acostúmbrese: usted seguirá en este tiempo.

Aunque aquel inglés haya dicho que, cuando lo lógico sea ilógico, probablemente lo ilógico sea lo más lógico. Pero ese es otro tema que deberán resolver entre ustedes. Porque, como decía, en este planeta nada es lo que parece ser. Incluso la pasión es de cotillón.

Este artículo ha llegado a esta editorial con la firma de mi muy querido Articulador, lo cual nos deja saber que el hombre es fuerte como un roble. Debajo de su firma está la fecha: 24 de septiembre de 3042.

El Editor.



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