El asesinato del fiscal Natalio (La verdadera historia de una falsa investigación)





Muerte de nisman



Era 17 de enero. Esa noche, densa y húmeda, había tentado al azar, y no conseguí hacerme millonario. Cuando ya no me quedaba nada en los bolsillos, caminé hasta el falcon, y me puse el uniforme… me calcé los zapatos…  escuché un poco de cumbia para darme algo de ánimo, y salí nuevamente a dar unos pasos, un poco como buscando consuelo. Las prostitutas eran una tentación en la entrada de la villa, aunque todas eran menores de edad; pero continué mi marcha y cuando pude notarlo, estaba paseando por el barrio más exclusivo de mi ciudad. Me apoyé en la baranda de uno de los viejos diques y arrojé con todas mis ganas el libro, ahí terminó el “Método infalible para ganar en el casino”.
El calor era demasiado violento, y así, con la depresión de quien ya no posee más que el orgullo por su trabajo, seguí  mi rumbo con pasos pesados. Hice unos metros, y el azar tenía preparado algo para mí…
Observé que dos masculinos que llevaban traje, con las características del servicio secreto,  estaban rociando con combustible a un NN, y me camuflé para estudiarlos y evitar el peligro. Siendo policía, y no sólo policía, sino además, el orgullo de la fuerza, podría haberlos enfrentado, pero no conocía la situación, por lo que me pareció razonable quedarme observando. Mientras se agachaban vi sus armas, no hay más dudas, estos dos, pertenecen al servicio secreto. Con extrema precaución me acerqué todo lo que pude, y así pude escuchar lo que uno de ellos le habló al NN: -Te interrumpimos el polvo, pero el fiscal se va feliz…- y lanzó una sonrisa socarrona.
Lo primero que pensé fue en que el NN era sólo un cabo suelto. Llamé al servicio de emergencia dando la ubicación del lugar y corrí de allí. En unos metros me detuve, miré la fachada del edificio, había una marquesina que decía “Torre Le Parc”, cuando me dispuse a contactar con el comisario, o con alguno de mis compañeros para contarles de la situación, llegó una combi o van, sin patente. Inmediatamente volví a camuflarme, y observé al secretario nacional de seguridad descender de la misma, hablando por el celular. Varios policías venían con él, esta es mi oportunidad…
Lo más natural que pude y con firmeza me acerqué a la van y comencé a descargar junto a ellos. Comenzamos a desplegarnos en el edificio, y cuando todos íbamos en el ascensor el secretario de seguridad nos habló: -Acuérdense bien lo que hablamos, no quiero errores, dentro de un rato vamos a llamar a una fiscal amiga, que ya está enterada de todo y cuando llegue tiene que encontrar el cadáver del fiscal más famoso del país- tomó nuevamente el celular y le dijo – Ya estamos entrando… quédate tranquila Cristina, te tengo al tanto….-
Al llegar vimos que las puertas estaban cerradas. El secretario de seguridad dijo: -¡Qué pelotudos!- giró y sin mirar a nadie continuó –vayan a traer un cerrajero de confianza, que no pregunte nada, en lo posible conocido, no quiero tener que hacer bajar a nadie más…-
Mientras esperábamos al cerrajero, él continuaba hablando con el celular… -No señora, la persona que nos hizo entrar, ya no existe más, lo que pasa es que la puerta quedó cerrada de adentro, ahora viene un cerrajero. A nosotros nos conviene, es un testigo más, estoy pensando en llamar a la madre… que vea que es todo normal… que no tenemos nada que ver…-
Aunque él hablaba sin parar, se escuchaban gemidos dentro del departamento, como si estuviera agonizando alguien, pero no se podía abrir… para eso venía el cerrajeo. Ahí fue cuando uno de ellos,  tomó una llave y entramos. El secretario de seguridad dijo: -Llamen a la madre, que venga.
Una vez adentro, el secretario de seguridad, que ya me repugnaba fue directo al baño. Salió y dijo – todavía se está muriendo el judío este…- y como si nada continuó – revisen todo ya, saquen todo las pruebas que encuentren, no quiero ni un “post it” que mencione nada con Irán, ni con la jefa, ni con nadie de su entorno, vamos- agregó un aplauso y finalizó – A trabajar…-
Cada uno tenía una tarea asignada. Uno fue directo a la notebook, otro fue directo al celular, otro a los archivos, otro al escritorio. Yo me puse a revisar todo. Con una caja comencé a guardar todas las pruebas que pudiera para salvar el trabajo del fiscal agonizante. Mientras mis compañeros limpiaban el lugar, pensé en las cámaras, este edificio y este barrio en particular están obsesivamente plagados de cámaras, no hay forma de que nadie haya visto lo que está pasando, con mucha rapidez, uno a uno comenzó a tener todo lo que habían ido a buscar. El repugnante se metía un par de líneas, estaba excitadísimo, como orgulloso de lo que hacían...
Inmediatamente hizo bajar a cada uno, cerrar otra vez y guardar todo en la van. La camioneta salió disparada de ahí, y yo no pude quedarme con nada, pero observaba las cámaras y se veía como los domos de seguridad “vigilaban”. Entonces hice señas a la cámara, pidiendo ayuda en morse con el encendedor.
Se acercó otra van y un par de autos, y todos tuvimos que quedarnos ahí a esperar. Tomamos café, comimos algo, y el repugnante no se separaba del celular, en todo momento hablaba con esta Cristina… “Qué ya se muere”, “qué ya limpiamos”, “que no dejamos cabo suelto”, “que ahora empieza el circo”, “que quédate tranquila, los iraníes están contentos”, “que ya deben estar destruyendo las pruebas”, parecía que la tal Cristina lo volvía loco con el procedimiento, hasta lo escuché que decía “Vos me cuidás a mí, yo te cuido a vos…”.
Al cabo de un rato llegó una mujer mayor al lugar. Parecía que habían traído a la madre, y al cerrajero. Intentaron abrir, pero el cerrajero notó que la llave estaba puesta en la cerradura,  así que fueron por la puerta de servicio. Ahí pudo abrir bien la puerta y todos volvimos a ingresar al departamento. Cuando entramos (otra vez), mis compañeros hicieron gestos y miradas de asombro, de dolor, de molestia, le pidieron a esa pobre mujer que se sentara y llamaron a una ambulancia para que la atendiera en su descompensación, no es fácil para una madre enterarse de que su hijo muere estando solo…
El repugnante no se despegaba de su teléfono celular, pero empezó a llamar a más gente, como para iniciar el proceso “legal”, y entonces el lugar se llenó de gente. Vino una mujer que dijo ser la fiscal del caso, y el repugnante le hizo un guiño cómplice. Enseguida nos pidieron los celulares a los que formábamos parte del procedimiento, y así, el departamento se transformó  en una plaza de juegos. El repugnante le sugirió a la fiscal que entrara al baño –Por ahí está agonizando todavía…- le dijo, a lo que ella se negó, como si no quisiera ser ella la última que lo viera con vida.
Como decía, el lugar se llenó de gente, y yo me quedé con un radiotransmisor que no sé de quién era. Comenzaron a hacer como que tomaban pruebas, iluminaron con luz oscura distintos lugares, el piso, las paredes, parecía que quisieran no encontrar nada, ninguna prueba, en seguida pidieron comida por delivery, gaseosas, y el lugar se transformó en un picnic…
El repugnante mandó a la fiscal a tomar café en la cocina; le ordenó que no salga, hasta que todos terminaran de trabajar, y se fue a la habitación, antes de que cerrara la puerta lo escuché decir: -Cristina… quédate tranquila, todo marcha bien ya llegó Vivi y están…-cerró la puerta, y no escuché más nada. Entonces fui a observar el baño, en donde estaba el cadáver, miré el cuerpo en el piso, las manchas de sangre, el baño entero…
Noté que el cadáver tenía varios golpes. El que más se notaba era en su nariz, un orificio de bala en el parietal, hecho de atrás para adelante. Y la sangre en el piso, todo esto, era muy claro, le dispararon y no murió de inmediato, arrastraron el cuerpo… quizás para dejar trabada la puerta desde adentro, por lo que pudo ser más de un hombre, se necesitó de por lo menos dos personas, para todo esto. Sin duda fue un asesinato.
El que tenía la cámara con la que filmaban todo el proceso evitó filmar las imprudencias, o mejor dicho la contaminación adrede de todo el departamento, y sólo se centraba en filmar como los integrantes del cuerpo forense hacían que trabajaban. El piso se vió manchado de sangre por todas las pisadas de todos los que estaban en el lugar. Una de las partícipes del procedimiento se fue a peinar al baño para poder verse en el espejo, aún con el cadáver ahí. El repugnante llamó desde la habitación, y respondiendo a su llamado abrí la puerta – Voy a descansar un rato, cualquier cosa me avisan, y que no hable nadie con la fiscal, déjenla en la cocina que no sirve más que para cocinar- sonrió y se le vio otra vez el polvo blanco en la nariz, así que también se acostó en la cama del cadáver contaminando la habitación…
Con toda honestidad, nunca había visto tanta corrupción impune. Me hacía doler el pecho tanta injusticia, me daba vergüenza ajena, asco, el proceder de esta gente era despreciable, y aún continuaba pensando en el NN que habían rociado con combustible horas antes, no podía dejar las cosas así, algo, por pequeño que sea, tenía que hacer. Respiré profundo y me acerqué a la cocina, la fiscal estaba sentada en una silla, tomando café y jugando al “Candy crush” con el celular en la mano. Al sentir mi presencia, me miró a los ojos, en sus ojos podía verse desde kilómetros el símbolo del dólar, cuando la saludé con la mirada, el radio que tenía en la cintura habló “ya está todo quemado, espero instrucciones… cambio”, apagué el radio y ella indiferentemente me confesó: -Por mí no se preocupen…-.
Todo está perdido, la injusticia volvía a ganar como lo venía haciendo durante los últimos 12 años, una víctima fatal es el precio de la impunidad, no hay dudas del aparato de corrupción que se montó para cubrir este asesinato, todos están en complicidad, pero las cámaras de la calle deben delatar todo lo que está pasando, hay más pruebas de todo esto, alguien tiene que hacerles pagar esto…
Lo que vi y lo que viví las últimas horas, no me dice más que una cosa, el autor intelectual es la tal Cristina. Estos son cómplices, pero el autor material no sé quién es, y no tengo pruebas de nada, el NN que cubrieron de combustible… da asco esto…, y el sueño me está venciendo, pero no puedo hacer nada…
Me fui a mi casa, nadie notó mi ausencia. Al llegar me duché como para relajarme un rato largo, le pedí a mi suegra alguna pastilla relajante o algo por el estilo y me la tomé sin dudarlo. Me acosté y  dormí como un ángel. Tuve pesadillas de las peores, el fiscal asesinado me pedía ayuda, la fiscal que debía investigar se reía a carcajadas, el repugnante seguía metiéndose cocaína mientras también se reía a carcajadas, el NN sin rostro me pedía por favor ayuda, así que puedo decir que fue sueño doloroso. Al despertar, prendí la TV para ver las noticias, y todos los canales estaban hablando de la misma noticia: “El fiscal que investigaba el atentado a la AMIA apareció muerto”.
Sin esperar, me apuré a ir a la comisaria. Hablé con el comisario, le conté detalle a detalle la situación, punto por punto, le expliqué lo que estaba pasando y le pedí consejo, solo pudo responderme algo así como: -Lamento mucho que hayas estado presente ahí, que te haya tocado vivir esta situación, lo mejor que podemos hacer, ahora que te vieron la cara, es pedir tu traslado, al interior, lejos, donde no te encuentren más.
Y aquí en un pueblo que ni figura en los mapas, ni Dios conoce, ni tampoco quiero que conozca, observo como la injusticia continúa allá en la capital…

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El síndrome de Chacho Alvarez

EL HUMOR QUE NUNCA SE VA...


En mi juventud, no fui sólo un incomprendido, aunque a la Rae le moleste, había aprendido de un señor llamado Voltaire, que cuando las leyes son injustas, lo correcto era desobedecerlas, y así me dediqué por mucho tiempo a estar en contra; pero en mi época, cualquier engendro podía estar en contra de cualquier cosa, y como yo no podía ser menos, estuve en contra hasta de estar en contra… entraba en la peluquería y decía –No me quiero hacer un corte…- y luego me hacía un corte frente a mi espejo, por lo general así se manejaba mi vida.
En un momento encontré una mujer, que creía que podía ser mi compañera, y me hablaba de amor, entonces con la voz mas rebelde que me podía salir, le decía con toda mi convicción –No quiero enamorarme- acto seguido tenía relaciones extremadamente rebeldes, en contra de todos los mandatos de la sociedad.
Intenté con la música, pero en este caso, aprendí mucho, demasiado, se había puesto de moda el “Punk”, y aprendí que no hacía falta saber música para poder tocar, luego apareció el “Hip Hop” y aprendí que no hacía falta ni tocar para hacer música, así que no me quedó más remedio que dedicarme a otra cosa.
En mi búsqueda, necesitaba elevar mi mente, aprender lo suficiente, como para tener alguna idea de lo que quería hacer de mi vida; sabía que mi destino era el arte, probé con la escultura, y no tuve un éxito ni siquiera en preparar el yeso, luego intenté con la pintura, pero no me salía ni copiar un dibujo abstracto, intenté luego con la danza, y tendría que escribir una historia aparte para contar tal estrepitoso fracaso, todo esto,  definitivamente no era para mí…
En ese momento, mi padre, me dio el mejor consejo que me dio en su vida –SI no servís para nada, aunque sea andá al psicólogo a ver que estupidez tenés…- y no puedo explicar el giro que le dio a mi vida, comencé a hacer terapia, y pude organizar algunas cosas, pensar con claridad, deshacerme de malos hábitos, adquirir algunos otros, y a cada sesión que iba, llevaba anotado en mi cuaderno, prácticamente todo lo que había hecho en la semana, así, pude darme cuenta de que las letras, tenían un atractivo interesante para mí, comencé a leer a los grandes filósofos, tomar notas, pensar en lo que leía, razonar los enunciados.
Y la luz llegó a mi mente, lo que yo padecía (eso de rebelarme contra la rebelión), no era otra cosa que el “Sindrome de Chacho Alvarez”, no tampoco, ese no es  mi nombre, ese señor fue el primero, resultó que este hombre estaba tan en contra del sistema que inventó un partido político y renunció después de ganar las elecciones, todo un ejemplo de liderazgo…
La cuestión fue que conocí mi pasión por las letras, y devoré libros enteros de autores que no sólo habían hecho historia con sus relatos, novelas, cuentos, obras de teatro, poesías, etc, además admiraba muchas de sus vidas, y de sus enseñanzas, de su narrativa, de su prosa, hasta de las portadas, y así, comenzó mi aventura en las letras, escribí muchas cosas, ensayos, textos científicos, tesis, cuentos, poesía, artículos, y hasta me aventuré en la novela, y mis textos tenían de todo, podía leerse romance, aventura, acción, comedia, misterio, crimen, mi mente no tenía límites para la imaginación, no podía parar de generar contenido.
Me quedaba algo más por hacer, me presenté a distintos concursos, en la editorial “Losada”, “Bruguera”, “Argolla”, etc, todas, casi a todos los concursos que se abrían, allí había alguna obra mía; tuve distintos comentarios, me han llamado “Genio”, “Trovador” ,“Imberbe” ,“Ignoto” y “Tomatelas”, para mí fue suficiente… me sentí muy orgulloso, a pesar de todo esto, no gané ni uno, ni por sorteo, los concursos no fueron aptos para mis escritos,  pero ya estaba enamorado de las letras, la literatura era mi vida, era lo mejor que me había pasado, no podía concebir la vida sin las letras, y como no las quise abandonar, me hice crítico literario.

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