Esférica Princesa Cruel


AMOR TECNOLÓGICO

Hoy es un día de sol y bueno... se supone que para algunos eso es bueno, y para muchos no, la cuestión sería encontrar el equilibrio y el respeto mutuo (¿?), pero lo más importante de todo es que al despertarme intenté escuchar un poco de música y sin éxito, no me quedó más remedio que hacer uso de la tecnología para buscar alguna canción que escuchar, me encontré ante mi mirada con el messenger, ese maldito programa cursi, que usamos los soñadores; y encontré un mensaje de una mujer, ahora bien, en este punto tengo que detenerme, para bien o para mal, o como dice esa canción del Paz Martinez, el hecho es que esta hembra terrícola, es un signo de interrogación, un signo de admiración, un punto y coma, una diéresis, y hasta una onomatopeya, de más está decir que la objetividad que (en este caso) está en manos de un ser accidentalmente subjetivo puede resultar una derivada, una parábola y cualquier tipo de función de esas incompresibles de tan lógicas que resultan.

Pero bien, una hembra, una canción y un ser accidentalmente subjetivo..., de más está decir que las explosiones y las interrogaciones, son corrientes en estas historias, pero esa poesía que entre ellos (casi) existió, resultó en un reflejo y por lo tanto, la química, la física y la gravedad, entraron en contacto, y se fusionaron, pues, un reflejo no es más que una consecuencia, y cuando no son suficientes la astrología, astronomía, y demás astros, siempre existirá una canción, y así, esta canción: Una poesía que descubre que el desengaño puede ser anterior a la misma ilusión y empezar en lugar de terminar (no hay mejor definición de la situación), y entre ella y él (la hembra terrícola, y el ser subjetivo), millones de obstáculos, desilusiones, encuentros y encrucijadas… 

Alguna vez se dijo que para entenderse no hace falta hablar el mismo idioma, que el cielo no existiría si no existiera el infierno, y millones de metáforas que durante años los poetas fueron explotando, pero en definitiva, los caminos siguen siendo dos, seguir peleando en contra de la naturaleza, o seguir a medida en que la fe lo permita, hacia el camino opuesto, digamos que de algún modo, o de otro, seguramente el final se puede encontrar, el fin está, existe, y tiene su razón de ser, en todas las direcciones, pero los principios, los comienzos, nunca sabemos en que dirección se encuentran, o si los vamos a aceptar, así que entre una mala obra de teatro y una partida de bingo no hay quien garantice que algo malo pueda ocurrir, y si a uno le sobra algún escrúpulo seguramente a otro le falta, pero finalmente existen, los dos, la hembra terrícola y el ser accidentalmente subjetivo, y están cerca, y la fusión y la resistencia son fuertes, aunque los astros no funcionen… 


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