Solo
una estrella: porque las demás ya se han ido a dormir, solo
una estrella me acompaña, porque las demás ya se han ido, pero yo no,
hace muchos años que dejé de mirar el reloj, y hoy no lo voy a hacer, porque
no, porque hace mucho que dejó de importarme la hora, y seguramente se detuvo
aquél día, ese maldito día, que tampoco existe porque lo borré de mi
calendario, no me acuerdo si hacía frío o hacía calor, no me acuerdo si fue de
noche o fue de día, la cuestión fue que estaba ella con ese vestido... bueno,
no me acuerdo de que color era, es extraño, no recuerdo los colores, bueno,
quizás no haga diferencia en mi relato, como decía, estaba ella con su vestido
(¿?) y estaba yo, en aquél entonces tenía a mi perro, que su nombre era…, se me
olvidó, bueno mi perro entraba en ese momento, eso quería decir que ella
vendría detrás, así que hice todo lo que pude, lamentablemente no fue
suficiente, ella acababa de traspasar el portal, se sacó sus botas de cuero de
víbora, y caminó hacia la heladera, abrió dos cervezas, y entonces escuchó
algo, bebió un trago, tomó un cuchillo y caminó muy sigilosamente hacia la
habitación, dejó su sombrero en el camino, y sus pies descalzos pisaron
desafortunadamente un copa rota, y aguantando su dolor se recayó un minuto en
la alfombra, mi perro comenzó a ladrar, y su sangre viajó a través de alfombra,
como un río caudaloso, entonces me di cuenta, tomé mi revolver de debajo de la
cama y me escondí detrás de la puerta, mi perro asomó su hocico y ladraba
insistentemente, ella se armó de valor, se puso de pie y entonces encontró más
armas, con una sonrisa, como solo ella podía tener, arrojó la cartuchera por la
ventana, con todas las balas, bebió otro trago, pero esta vez más largo, se
desabrochó la camisa, su corpiño también estaba desabrochado, el perro seguía
ladrando, el calor me hacía transpirar, y no sabía con lo que me podía
encontrar, en la cabaña la temperatura era muy inferior a la que había afuera,
pero yo continuaba transpirando, y mi perro, mi perro continuaba ladrando,
entonces hice un gesto, que acompañé con un sonido en señal de tranquilidad, y
fue cuando ella entró en el dormitorio, se quedó un instante sin moverse,
observando la cama, agachó la cabeza, cobró valor y se arrebató sobre ella,
entre gritos y forcejeos y mi perro que continuaba ladrando, cerré lentamente
la puerta y le disparé, el perro paró de ladrar y un grito me dijo -¡Es mi
hermana! ¡La mataste!- comprendí entonces lo que había hecho, no solo la había
engañado con su hermana, sino que también la había matado, no pude resistir la
rabia y maté, entonces a su hermana también, maté al perro y luego disparé a
todo lo que hacía ruido, como ese reloj... prendí fuego el lugar, nunca pude
olvidar aquello, pero ahora no puedo recordar como salí de allí, solo se que
desperté si perro, sin mujer y sin cuñada, cuando quise saber la hora me
encontré con que el reloj había recibido un disparo y nunca supe lo que había
pasado, hasta hoy, que descubrí todo, gracias a una pregunta que me hicieron -
¿Por qué nos mataste? Supongo que serían sus fantasmas, pero como abrí los ojos
y no vi nada, comencé a recordar, ahora que se lo que hice, también se porque
mi reloj tenía un disparo, a mi también me persiguieron y me mataron por todo
el mal que les había causado a aquellas hermanas, y ahora soy solo una sombra,
que vaga eternamente por un perdón y una venganza, porque me arrepiento y les
pido perdón hermanas, y mi perro que nunca lo hará, continua persiguiéndome,
ahora se debe estar acercando, pero ya poco me importa, como decía, no se la
hora, seguramente es hora de morir.
NOTA: Este artículo llegó a nuestra editorial la semana pasada, con un
certificado de autenticidad firmado por un escribano, nos asustamos mucho
cuando reconocimos la firma del articulador. Hoy nos llegó otro artículo.