Regreso




Con el yelmo sobre las magulladuras
y el caballo herido y peludo cojeando,
lejanos y confusos quedaron los días
de blandir la espada y cabalgar corcoveando.

El camino severo entre sus cascos,
de roca, de polvo, embarrado y llano,
con ardua dificultad conduce,
al tan largo descanso esperado.

Reconoció en lontananza las ruinas
del estandarte incendiado en mis manos,
y concurrieron con ansia apurada
a sus rosadas mejillas las lágrimas.

De la montura de cuero gastado
quedaron flecos y pelos quemados,
y la espada torcida, quemada, oxidada
había dejado su alma y su fe en la batalla.

Campo de batalla desierto de enemigos,
sangre, sudor, lágrimas y llanto,
tanto había esperado mi dama,
a su caballero que la tome en su cama.

Ni embistiendo enemigos ,ni derribando murallas
gasté tanta fuerza como entre sus sábanas,
ni en el fragor de la guerra, ni en ninguna hazaña
se oyó jamás tan estrepitosa batalla.

Su reino ahora estaba seguro,
aunque la victoria parecía escaparse,
tiempos de paz auguran los druidas,
y tiempos de amor parecen revelarse…