El viento silvaba con toda su
fuerza en la oscura y tormentosa noche, el cielo parecía estar más bajo que el
mismo suelo y los truenos hacían temblar cada milímetro del suelo que pisaba, la
lluvia de gotas grandes, gruesas y pesadas golpeaban mi espalda, parecía que
tierra y agua eran lo mismo, no podía verse a mas de unos centímetros de
distancia, y sin más luz que la que los rayos daban, sólo podía observar sombras,
sombra de humo, sombra de una casa abandonada, sombra de siluetas, sombra de
maldad, sombras de un ritual…
Cómo si esa misma noche fuera
la última noche de la historia, decidí que no podía perder nada entrando en esa
casa, luché contra el viento, contra la lluvia, y al fin llegué al portal, la
puerta estaba abierta, y parecía deshabitada, pero para mi sorpresa, si podía perderlo todo,
En su interior, estos seres
parecían no temer a recitar versos en una lengua ininteligible, mientras el
viento hacía flamear los harapos con los que se cubrían, y sus voces sonaban en
forma coral, como si el viento soplara en sus cuerdas vocales en dirección
opuesta, y el viento continuaba, cada vez con más fuerza, hasta las maderas en
el piso se desprendían, las tejas iban desapareciendo una a una dejando que el
cielo, el viento y el techo se fusionaran en una nada de otra dimensión.
Uno de ellos dio un
estrepitoso alarido, y entre las penumbras pude verlo como se clavaba un puñal
en su pecho, y como si no sintiera dolor alguno lo revolvía dentro suyo como si
quisiera agrandar la herida, mientras disfrutaba del dolor y sufría a la vez,
en una mezcla de llanto con carcajada.
Inmediatamente una hoguera se encendió mágicamente, pero no se veía mas
que la brasa al rojo infernal, quizás el viento no dejaba que las llamas puedan
extenderse, pero permitió que descubriera un altar, y una ofrenda, y con la iluminación
que los rayos me proporcionaban continué observando el ritual y paralizado ante
lo que mis ojos veían y el resto de mis sentidos percibían, no podía más que
continuar viendo como retorciéndose y gritando una palabra extraña como “Necrus
nectus” se elevaba mientras parecía
estar perdiendo su alma.
El resto de ellos coreaba sin cesar, y en un
baile maléfico agitaban sus siluetas, a la vez que el cuchillo iba
desintegrándose dentro del corazón de ese inhumano ser que continuaba levitando
y gritando.
No podía perder la razón en un
momento así, pero tampoco podía quedarme
inmóvil, necesitaba hacer algo, mi corazón me decía que haga algo, mis sentidos
me pedían acción, esto no estaba bien, algo andaba muy mal, no podía perder la
oportunidad, mientras el rayo más potente de la historia caía a escasos metros
golpeando con su furia el suelo, y castigando toda forma de vida, me abalancé sobre ellos y tomé la cabra para
evitar el sacrificio, ellos no me prestaron atención, entonces decidido a escapar y dejar que el
fuego los consuma, con toda mi fuerza volqué el fuego de esa hoguera de una
patada y me dispuse a escapar con el animal en brazos, pero fui muy iluso…
Intenté con todas mis fuerzas
arruinar el ritual, pero una fuerza ajena inmovilizó todos mis músculos y por
más voluntad que pusiera, no podía moverme, mis sentidos no me respondían, a
duras penas podía respirar, y sentir como mi corazón quería salir de mi pecho
como si lo estuvieran extrayendo, pronto comencé a sentir dolor, y más dolor, y
más, sentía que mis ojos querían salir de sus órbitas, sentía que se me
desgarraban cada uno de mis miembros, pero siempre fui bueno soportando el
dolor, y soporté y soporté aunque caí de rodillas en el altar luchando contra
esa fuerza que me inmovilizaba hasta que comencé a ver el puñal que se había
desvanecido en el pecho de ese ser inhumano, dentro mio, justo en mi pecho,
como si alguien me sujetase, y alguien más me apuñalara, pero no había nadie,
sólo sombras, sombras de siluetas, sombra de maldad, sombras poderosas.
No pude más que gritar
desgarradoramente y lancé desde muy dentro mio un alarido sordo que retumbó junto
al eco del trueno que acompañó mi voz “¡Necrus nectus al infierno!”
El viento desapareció, la
tormenta de dispersó, las brasas se congelaron, mis músculos comenzaron a
responderme, y a mi alrededor solo se divisaban los harapos que antes
flameaban, tirados en el suelo, un crujido de maderas me alertó de un nuevo
peligro, y de un salto comencé a correr de la estancia, a la vez la construcción
comenzó a derrumbarse, y cuando me alejé lo suficiente, miré hacia atrás, se
escuchaban nuevamente los alaridos, se veía una llama rodeando la figura de ese
inhumano ser, se veían rayos atravesándolo, y el sol comenzó a irradiarle sus
rayos, mientras seguía gritando con desesperación, y aunque parezca increíble,
observé como su fantasmagórica figura abandonaba su cuerpo mortal en un desfile
de almas hacia lo que aparentaba ser la puerta al infierno…
He intentado explicarme estos
sucesos una y otra vez, he sido prudente en cuanto a comentarlo, he intentado
calmar mis pesadillas, y encontrar otra respuesta para la cicatriz que llevo en
el pecho, aún no consigo encontrar una respuesta lógica, lo único que logré fue
acariciarle la barba a otro ser.