En lo que a todos
nosotros nos atañe, tenemos la información casi de primera mano, las cosas que
deben ser… Serán, durante miles de años la fe inclaudicable que nos mantiene a
su lado se ha ido incrementando debido al amor con que él nos enseña, por lo
que a pesar de que a veces uno tenga una mínima pizca de duda, todo resulta
como debe resultar.
Últimamente lo noto
cansado y agobiado, triste y melancólico, como si quisiera dejar de ser él, y
que alguien más ocupe su lugar, por momentos se ofusca como si fuera humano, o
como si fuera todos los humanos, pero luego de un suspiro, su mirada se vuelve
a llenar de amor paternal, es por este motivo que todos lo admiramos, y en
mayor o menor medida, sostenemos su lado de la balanza.
Para ustedes (los
humanos) han pasado poco más de cien años, para nosotros fue solo unos
segundos, él nos dijo que iba a ser el último juego, la última apuesta. Y que
después de esta, ya no interfería en nada más, en seguida todos los que escuchábamos
atentos sus siempre sabias palabras, quedamos un poco confundidos, y quizás
desesperanzados, pero él siempre tuvo, aún en el momento más difícil de su
juego, una ficha milagrosa a su favor, por decirlo de alguna manera, en
realidad la ficha es a vuestro favor.
En su desazón, muchos
salieron con sus cabezas gachas, en su inquietud, muchos salieron preocupados,
algunos también salieron impotentes, pero al observarlos, decidí quedarme a su
lado, y aunque nunca lo había hecho antes decidí inquirir un poco en el asunto,
y poder ponerme, de la más humilde manera, en su lugar, quizás para animarlo,
quizás para demostrarle apoyo; quizás para aprender de su infinita sabiduría.
-¿Tendría el gran
honor de intercambiar algunas palabras con este humilde servidor?- Él siempre
sabe todo, y aun así me dio la oportunidad… -Me sentiría deshonrado si así no
lo hiciese…- Tomó asiento pesadamente mientras por dentro me sentía como un
niño que se encuentra con el héroe de su infancia, y al observar como brillaban
mis ojos, continuó -¿Tienes dudas? ¿Miedos? ¿Algún sentimiento que obnubile tus
pensamientos quizás?- Seguramente sí los tenía, pero no en forma consciente, por
lo que tímidamente le respondí –Todopoderoso, no es eso, es que estoy algo
preocupado, más que confundido, veo que en este juego, ha dado demasiada ventaja,
y honestamente… Ya está un poco anciano para tanto esfuerzo…- Él sonrió como
los padres sonríen a las infantiles inquisiciones de sus hijos durante la
inocencia de la niñez, y con su benévola mirada observó por un instante hacia
el infinito, pensó y me tomó de la mano –Querido amigo… Durante todo este
tiempo has tenido una fe inconmensurable y me siento muy agradecido y halagado
por ello, pero no es tiempo de desesperar, es tiempo de cambiar…-
Su respuesta me
sorprendió por completo, no estaba tratando de cuestionar sus designios ni de
que replantee sus jugadas, mucho menos que haga trampa… Pero como decía antes,
su sabiduría es infinita, e indudable, por lo que la confusión se apoderó de
mí, dejándome absorto por un momento sin tener el poder de discernir lo que
estaba escuchando, y entonces prosiguió –Hace muchos siglos que venimos jugando
este juego, y figúrate que el bien siempre ha encontrado la luz, pueden suceder
las peores catástrofes pero solo hace falta fe para que el bien triunfe, y esa
es una de mis mejores fichas…-
-Verdaderamente son
sabias sus palabras, pero mi preocupación radica en otras circunstancias… En su
magnanimidad ha enviado muchas veces piezas fundamentales al tablero y si bien
algunas tuvieron unas jugadas importantes y ecuménicas, todas estas piezas han
sufrido la eliminación por parte de una extrema violencia de su oponente.-
-Pero no lo olvides… Cada
una de estas piezas forman parte de un conjunto, y todas esas piezas, de algún
misterioso modo… Han llegado a completar su función dentro de este juego.-
-Pero las reglas dicen
que no puede crear una pieza en esta nueva partida, y sabemos que él está
creando muchas…-
-No te apresures, lo
que está haciendo es crear fichas que puedan llegar a transformarse en piezas
fundamentales, y no es por vanidad, pero este juego comienza en lo que ellos
llamarán siglo XX, y he tenido la precaución de crear una ficha, que se
transformará en pieza, distinta a todas las piezas que he enviado antes, ¿Y
sabes por qué? Porque esta vez ellos son los que ganarán el juego.-
-De no haber sido que
llevo acompañándolo prácticamente desde que tengo memoria, dudaría de sus
sabias palabras, siempre me ha demostrado que la fe y el amor son el camino,
pero su oponente cada vez cierra más puertas, por lo que los caminos que quedan
son cada vez menos, y cada vez más pedregosos y difíciles de avanzar, quisiera
que siempre gane su infinita bondad, no él, ni tampoco ellos, pero no puedo más
que seguir este juego desde la posición que usted me considere y así será.-
-Despreocúpate mi leal
compañero, él también está «envejeciendo», y se le acaban las fichas, las
piezas, y las estrategias, y en caso de que decida sacrificarse… ¿Quién
vencería?-
-Sí su gracia, ganaría
usted, pero usted quiere que sean ellos los que ganen…-
-Y lo harán.-
-Y… ¿Qué me puede
decir de esa ficha que se convertirá en pieza que tiene bajo su manga?-
-He tenido la
precaución de crear una ficha que llegará unos meses antes de que arranque lo
que ellos llaman siglo XX para que les dé la luz necesaria a fin de emparejar
el juego, y no una, algunas, pero una especial, tendrá muchos dones, usará la
palabra como arma, su sabiduría perdurará y en su memoria los hombres confiarán.-
-Eso ya lo ha hecho
antes y con desventaja, y además los humanos tienen cada vez menos fe en usted…
¿Quién le garantiza que su nueva ficha no sea tentada y corrompida por él?-
-Pero ángel mío, ese
es nuestro propósito, un padre cuida de sus hijos y les enseña el rumbo para
que esos niños inocentes puedan valerse por sus propios medios cuando sean
adultos, y me temo que ya les ha llegado el momento, los humanos tienen cada
vez más fe en sí mismos, quizás estén listos para vivir sin la intervención
divina…-
Cerró un poco sus ojos
y no quise molestar su cansancio, mi corazón desbordaba de alegría al poder
haber tenido el privilegio de su sabia charla, y pareció el momento justo para
estar preparado, cuando él abra sus ojos, comenzará la última partida de este
juego y según entiendo, los vencedores serán los humanos, pero ¿Qué será de
nosotros cuando acabe esta última partida…?
Antes de que pudiera
notarlo, la partida había comenzado, y todavía no me tocaba intervenir, decidí
observar desde lejos la tierra de los humanos para buscar la nueva ficha de mi
señor, y aunque el lugar era muy amplio y los humanos eran tantos, ahí la
encontré, en la última ciudad en la que hubiese podido imaginar (esa fue una
buena jugada), Buenos Aires.
Me sentí orgulloso de
jugar en este equipo, nuestro capitán siempre fue un buen estratega, nunca nos
había defraudado, incluso cuando creíamos que habíamos perdido, él nos demostró
que aunque parezca un resultado adverso, nuestros movimientos siempre fueron
acertados, y esta vez, se había superado, la ficha esta fue puesta el día
(según el calendario de los humanos) el 24 de agosto de 1899, justo unos meses
antes de que arranqué el final de este juego, y estratégicamente oculta como si
su propósito fuera invisible a los ojos de su oponente.
El último
enfrentamiento fue de lo más violento, como si la furia, y la envidia que siempre
lleva con él lo hubiese cegado por completo, comenzó a desplegar su juego, una
guerra mundial inmunda, hedionda, y salvaje que llenó de lágrimas mis ojos y me
hizo perder de vista al muchacho, pero cuando me recuperé de mi compostura
volví a verlo, y al observarlo detenidamente, pude notar que todo lo que mi
señor me había dicho parecía poco, había superado ampliamente mis expectativas,
luego volví a observar el tablero, y vi que había muchas más piezas
desplegadas, pero casi todas iban cayendo en las feroces fauces del desalmado
rival, científicos trabajaban incansablemente para llevar una vida más fácil a
sus semejantes, y sus «inventos» era utilizados por el desalmado únicamente
para hacer el mal, no perdía oportunidad de arruinar cada paso hacia delante de
las piezas que mi señor había desplegado.
Aunque en especial esta
de Buenos Aires, era distinta, como ya es un hombre puedo llamarlo como tal, y
este ejemplar tenía mucho de particular, en su temprana edad, ya podía
comunicarse en distintos idiomas, por lo que manifestarse no era un problema en
ningún lugar del tablero, también había adquirido lo mejor de la civilización,
dejando de lado las miserias, es más, hasta pudo saber de su existencia sin
caer en ellas como el resto de los humanos, quizás este sea el mejor humano en
el equipo de mi señor.
El destino de los
mortales parecía una y otra vez haber acabado de la forma más ruin, luego de la
guerra, vino el hambre y la miseria, durante este período a mi señor le tocó su
turno, y comenzó a mover piezas y fichas suficientes como para que el juego se
emparejara, y a simple vista se podía sentir que el rumbo del juego estaba por
cambiar, hasta que al desalmado le volvió a tocar su turno…
Empezó con una crisis
financiera que volvió a generar odio, sufrimiento, ambición, y los humanos no
necesitaban guerras para exterminarse, lo hacían solos, pero como no fue
suficiente, volvió a generar una gran guerra que ocupó todo el tablero,
nosotros mismos sentíamos el dolor que nos transmitían las almas desde el tablero,
y a su lado sufríamos con ellos, pero nuevamente mi señor volvió a tener su
turno, y jugó de una forma magistral.
Hizo acabar la guerra,
y comenzó un proceso de unión entre las distintas asociaciones de humanos que
fortalecieron sus lazos, luego erradicó los focos de violencia que quedaban y
nos dimos cuenta de que su oponente había gastado demasiada energía, se
encontraba muy cansado, estaba débil, como si hubiese concentrado toda su
energía y ya no pudiera continuar con la partida, y mi señor siguió con su
turno, erradicando enfermedades, demostrándole a los humanos que tenían las
posibilidades y los medios suficientes como para hacer valer sus emociones,
pero mientras esto pasaba, aún seguía la pieza clave sin intervenir, cuando
giré la mirada hacia el sur del tablero, noté que había perdido la visión, y
corrí a avisarle a mi señor…
-¡Todopoderoso! Su
mejor pieza ha perdido la visión…-
-Es verdad… Pero no es
para preocuparse… Todavía posee lo más valioso e importante, y su misión será
cumplida porque esa es mi voluntad…-
-Pero… No entiendo…
¿Qué fue lo que falló? ¿Cómo no lo protegimos para que no suceda semejante
desgracia?-
-Este suceso fue por
la movida en el turno de él… Cuando hizo explotar esas bombas en esas islas tan
hermosa que he creado a partir de tres lágrimas, su luz le hizo regodearse
tanto que se acercó a una distancia poco prudente y perdió la visión, tomó la
vista de este hombre, creyendo que podría perjudicarle… seguramente porque
percibió que es una pieza fundamental para el desarrollo del juego. Ha caído en
una treta… No es para preocuparse.-
-Pero mi señor… ¿Cree
prudente que continúe su juego con una pieza tan fundamental en desventaja?
-Sabes que sí…-
Cuando fue otra vez el
turno del desalmado nuevamente comenzó una guerra que pudo expandirse
nuevamente a todo el tablero, pero mi señor había puesto bien sus piezas y
fichas para que esto no suceda, así que podría decirse que esta vez el
desalmado perdió su turno.
Y nuevamente mi señor
volvió a sanar el tablero, aunque esta vez, el desalmado había corrompido a los
que otrora habían ayudado a combatir su maldad, por lo que fue mucho más
difícil volver a poner en equilibrio el bien y el mal. Este proceso me tenía
entretenido y preocupado, pero me tenía muy ansioso la jugada que mi señor
debía hacer con este humano que no había participado de ninguno de todos estos
eventos, y parecía que envejecía, y sin visión, su cometido resultaba una
incógnita de lo más indescifrable para mí, aunque tenía fe en mi señor.
No sabía ya que podía
esperar de la jugada del desalmado, después de haber destruido todo lo que mi
señor construía, luego de tanta violencia; tanto hambre, miseria y castigos
infringidos a la humanidad entera ya no se me ocurría que nueva maldad podía
inventar, aunque conozco la capacidad que posee de superarse. Y así fue que
esparció por el tablero una nueva enfermedad, desparramó rencores, sembró
ignorancia y pobreza, y todos esos sentimientos autodestructivos como para que
la humanidad se termine autodestruyendo sola, y la desesperación se apoderó de
mí, necesitaba la palabra de mi señor para tranquilizarme, era demasiado el
dolor que sentía, la misericordia no era suficiente, y dentro mío sentía que se
quebraba mi anatomía entera.
-Todopoderoso, por
favor… Necesito con urgencia de sus palabras, la desazón, y la desdicha me
tienen abrumado, este juego se puso demasiado peligroso, el tablero está
completamente en llamas, veo sus construcciones divinas hechas añicos, o
transformadas en maldad, y la humanidad no tiene posibilidades de ganar… Por
favor, dígame una palabra…- Mi señor volvió a mirar al infinito un instante, y
luego con su característica paz respondió a mis palabras con su dulzura
paternal…
-Mi amigo… No
desesperes, tienes que trabajar en tu fe, es mi voluntad que el ganador de esta
partida no será él, ni lo seré yo, los que deben ganar son los humanos… No
pierdas la fe, poco queda para que todo acabe, verás con dicha el final de este
juego…-
Sus palabras me dieron
cierta paz, ya que me pidió que hiciera crecer mi fe, y él es el ser más
misericordioso y magnánimo que pude conocer, por lo que sus palabras siempre
son sabias y sagradas, así que me acomodé nuevamente con toda mi fe a observar
el tablero, el juego estaba por terminar, para el calendario humano era la
fecha de mil novecientos ochenta y seis, el juego de cien años humanos se
estaba acabando, y el desalmado había generado algunas guerras que no llegaron
a cruzar demasiadas fronteras, la enfermedad que esparció se acrecentaba por
todo el tablero, y se había quebrado la mayor parte de la humanidad en dos
bandos, y mientras me encontraba expectante a lo que podía continuar, el humano
que no había intervenido, dejó el tablero y apagó su corazón mortal.
Definitivamente este
es el final… Los humanos no pudieron ganar, mi señor no terminó de desplegar su
estrategia, y el desalmado se quedará con la humanidad para hacer de sus
caprichos y antojos las más viles de todas las maldades posibles, no tenía
sentido continuar observando este juego que tanto dolor, y sufrimiento me había
transmitido.
Caminé un poco por los
jardines, observé lo que quedaba del firmamento y como un niño desahuciado me
senté taciturno a esperar a mi señor, no me quedaba más que resignarme, aceptar
el sufrimiento y erradicar la agonía de los malos pensamientos, y cuando estaba
tratando… Mi señor se acercó a mí, puso su mano en mi hombro, y con su mirada
llena de paz observó mi desdicha. Se sintió triste él también, y me dijo algo
que cambió todo lo que sentía.
-Los malos pensamientos conducen
inevitablemente al dolor, al sufrimiento, y el dolor y sufrimiento son la causa
de la infelicidad… ¿Por qué te sientes así?-
-Porque todo está
perdido… El desalmado tiene todo a su favor para terminar ganando el juego… Los
humanos no ganaron, tú mismo no te adjudicaste la victoria y no queda más
esperanza, a partir de ahora… ¿Qué será de ellos? ¿Qué será de nosotros?
¿Cambiaremos de empleador?-
-¿Recuerdas querido
amigo que puse muchas piezas y que puse una pieza especial escondida en Buenos
Aires?-
-Creo que no se dio
cuenta… Falleció, debe estar merodeando en la biblioteca en este momento…-
-¿Crees que no me di
cuenta? Ja, ja, ja, mi buen amigo… Él está aquí por mi voluntad, yo le he
traído, ya cumplió con su misión, mejor de lo que esperaba…-
-Pero no entiendo… No
participó de ninguno de los conflictos, pasó ciego casi la mitad de su vida,
apenas se movió un par de veces por el tablero sin ninguna influencia
transcendental para el desarrollo del juego, ¿Y le parece gracioso?-
-Ya perdí la cuenta de
la cantidad de años que llevas a mi lado, pero aun así, no has aprendido mucho
parece… Su misión no era intervenir en ninguno de todos esos conflictos tan
devastadores. Su misión fue más importante para la humanidad… Déjame que te
cuente… Este hombre pasó a la inmortalidad, por lo que su influencia será
infinita, desde niño se encargó de cortar las barreras entre los hombres usando
el lenguaje y la palabra, ha sido el artífice de una generación de hombres que
se encargarán de continuar con su labor, entre sus laberintos, espejos, y
mensajes cifrados en los que la fantasía parece revelarse, se encuentra el
futuro de la humanidad, ha resistido la tentación, le ha dicho que no a la
vanidad, se abstuvo de la lujuria y el libre albedrío, su ejemplo será
recordado por los siglos de los siglos.
-Mi señor, bajo
ninguna circunstancia pongo en duda su palabra ni mucho menos, pero creo que lo
ha invadido la inocencia, esto ya ha pasado en partidas anteriores… ¿Recuerda?-
-Mi amigo… no puede
más que sentirme orgulloso de ti y de tu amistad, me ofreces tu apoyo porque me
crees débil y anciano, demuestras la misericordia que me he encargado de
enseñarte durante tanto tiempo, sin embargo… Permíteme que te explique algo:
Antes… Era distinto… Quizás tú no sabías de la cantidad de partidas que se
jugarían para decidir el futuro de los humanos, pero esta fue la última…-
-Mi señor… Sigo sin
comprender… ¿Cómo es que veo una derrota fulgurante en donde usted ve con
satisfacción una victoria que no es suya, ni la de su oponente?-
-Pon atención… durante
todas estas «partidas», me he encargado de dejar siempre unas fichas preparadas
para la siguiente… Algunas fueron determinantes, otras fueron señuelos, y otras
fueron vencidas… Pero él ha tenido tiempo de aprender de sus derrotas, y hasta
ha aprendido muy bien como jugar este juego, su desventaja es la ambición, la
nuestra es la compasión…-
-Precisamente es por
eso que sigo sin comprender, si ya lo ha experimentado antes… ¿Por qué cree que
esta vez sí va a funcionar?-
-He puesto, alfiles,
reyes, caballeros, y peones, él se ha encargado de arruinar el juego, pero
ahora está confundido… No eliminó a este hombre aun sospechando que podía
influir en el juego… -
-Es que no veo su
influencia…-
-Ah… pero está…
¿Recuerdas al muchacho que envié que inventó tantas maravillas? Muchos lo
creyeron insano, se rieron de él, pero… se puede decir que le dio tecnología a
las generaciones futuras… cómo si fuese un profeta… Hoy lo recuerdan como un
gran escritor… ¿Qué usó él? Usó la palabra, ¿Recuerdas ahora?-
-Lo recuerdo… sí ¿Y
qué inventó este hombre tan importante de la última partida?-
-Podría decirse que
algunas cosas…-
-En su obra habla de
peleas fantasmales, espejos, laberintos, misterios… y si me permite… se ha
declarado ateo, agnóstico, cómo si no creyese en ninguna deidad…-
-Este hombre no cree
en deidades, él creyó en los hombres, los humanos, pero cuando se sintió
defraudado, se sintió «ateo» y no dudó en hacerlo público, aunque continuó con
su obra, sabiendo que las generaciones futuras podrían aprovecharla.-
-¿Qué cree usted que
las próximas generaciones van a aprovechar de la obra de este hombre? Recuerde
que no sienten respeto por ellos mismos ¿Cómo van a dejarse influir por un
hombre ciego que a pesar de haber vivido una época de incontables sucesos
importantes, no ha participado de ninguno de ellos?-
-Pues él ha sido el
primero de ellos en tener fe en la «humanidad», siempre creyó en su «especie»,
y en su obra… Sus actos… esto puede leerse con claridad…-
-¿Cree entonces que
esto sucederá?-
-No, no lo creo, lo
sé, la «humanidad» ya es mayor de edad, ellos ya tienen la capacidad de decidir
acerca de su propio destino, es hora de dejarlos hacer «humanidades».-
-Entonces… ¡Qué así
sea!-
-Así será…-
-Casi me olvido… ¿Cuál
es el nombre mortal del hombre que le traerá la sabiduría a la humanidad?-
-Jorge Francisco Isidoro Luis Borges
Acevedo.-
-Gracias… Iré a leer su obra…-
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