martes, 29 de julio de 2025

Comportamiento Humano Volúmen 1.8

(Tapa del libro)






Ya no encontraba el límite entre tantos excesos: alternativas cibernéticas y realidades obtusas se entremezclaban como si el mundo hubiese olvidado la diferencia entre lo posible y lo absurdo. Tomé mi maleta —ligera de certezas, cargada de anhelos— y, cansado de verdades, salí a buscar una fantasía que pudiera alimentar mi corazón.


Giré la
rueda del destino como un jugador sin fe, y fue ella quien me llevó a cruzar ese pequeño charco, que separa el sur de América con Europa, tras los pasos de un bufón loco al que, por alguna razón, nunca quise cuestionar y que siempre siempre estuvo, aunque nadie lo supiera, presente en Buenos Aires, a mi lado.


Juntos atravesamos
paisajes nunca antes vistos, donde el contraste con lo conocido nos obligaba a dudar del propósito mismo del viaje. Nos cruzamos con personajes salidos de leyendas: héroes que, sin ocultar su humanidad, despertaban simpatía en lugar de obediencia, y seguidores que buscaban en ellos algo más que gloria.


Los
peligros y los misterios nos acecharon con sus disfraces milenarios, y más de una vez estuvieron cerca de vencernos. Pero también tuvimos la dicha de encontrar amigos valientes, colegas de ruta que entregaron su existencia en un simple renglón para que nuestra odisea pudiera continuar.


Un abanico de
emociones secretas nos reveló que el viaje tenía, al menos, un sentido oculto. Aunque no conocíamos su final, cada paso que dejábamos atrás nos arrastraba hacia recuerdos de aventuras anteriores, como si los universos se hubieran fundido, atravesándonos por completo y poniendo en duda nuestra cordura.


El
bufón loco me ofreció su mano. Las imágenes comenzaron a girar a nuestro alrededor, como si un nuevo universo de visiones naciera entre nosotros. Él sabía —lo supo desde el principio— que esos recuerdos que nos seguían no eran meras sombras, sino un mapa trazado en prosa poética, guiándonos hacia un lugar al que muy pocos terrícolas han tenido el privilegio de llegar.


Nos hicimos
amigos. Compartimos silencios y desvaríos, situaciones que la ciencia llamaría dramáticas, y aventuras que rozaban lo intangible, mientras el tiempo se deshacía en instantes efímeros que parecían eternos.


Ninguno de nosotros quería perderse la próxima
historia. Él era una fantasía que por momentos era un drama distópico cargado de fantasías que trasladaba a los habitantes de este planeta a mundos inimaginables; y mis cromosomas y neuronas estaban acostumbradas a tragicomedias pseudo filosóficas que desafinaban ante la bien orquestada ciencia.


Pero un día, el
bufón me pidió algo: que regresara. Que volviera a la realidad obtusa, a esa fantasía que había dejado atrás, y que invitara al resto de los mortales a subirse a este viaje junto a él. Puedo afirmar que nuestros destinos quedaron enlazados a través de esos pequeños signos lingüísticos que abren mundos, que nuestras influencias ancestrales no fueron tan fuertes como para separarnos, y que aprendimos uno del otro hasta no saber cuál de los dos era la mala influencia.


Lo único que se necesita es un
corazón abierto y una maleta donde guardar todos esos momentos que, de tan intensos, se vuelven imborrables, y dar vuelta a esta página para adentrarse a todos esos universos que me gustaría compartir con ustedes... 


(Prólogo del libro publicado por Ramiro Luis Álvarez Moreno, 2025)